CARTA A MI MISMA
Amada mía yo… resiliente y sosteniblemente preciosa
por quinta vez me enfrento al papel en blanco sin saber que decirme
es la falta de costumbre
y en este hecho me hago consciente:
¡cuánto tiempo dedicado a ordenarte
a programarte, trabajarte, exigirte!....y que poco a elogiarte!
Pero hoy es diferente mi vida,
hoy, no tenemos prisa
iremos al ritmo que te convenga y a la profundidad que necesites.
Hoy, sanamos tu dolor que es el mío
¡ juntas reclamamos la alegría!
y como valerosas y audaces aventureras reconocemos
qué el viajero sabio nunca desprecia su propio país.
Pequeña mía, bella por derecho, deshecho por descuido e ignorancia
Insegura en el alambre de la cordura,
funambulista profesional, ¡mediadora de élite!
Ha pasado media vida
y un arabesco hermoso intrincado de delirantes trazos, volutas, espirales y punteados de extrema complejidad esculpen tu medio cuerpo, tu medio cerebro.
En esta torre de Babel, una parte está ausente y la otra reclama tu vuelta,
a fuerza de estar sola se ha hecho fuerte
sin embargo… te añora,
¡PORQUE LA UNIDAD NO ES MITAD, NI PARTE!,
es alegría incontenible que desborda el pecho,
es laberinto fantástico que todo lo trasciende,
es a lo largo de la noche tu voz, llamando una a una a las estrellas en un depurado trino
es la que transporta el alma más allá del límite del entendimiento
Querida mía, mi cielo, me maravilla saberte viva, latiendo
verte bailar coja, cantar muda, vibrar yerta
porque este envoltorio bello,
de venas, arterias, músculos y huesos,
nos permite saber más de lo que se esconde dentro,
del delicado ser etéreo que no se rinde ¡PUES SE SABE ETERNO!
y me acuna en sus brazos cuando niña me pierdo,
marinera naufrago,
mujer desfallezco, ahogada en el miedo, llena de nada,
¡vacía de nuevo!
Tú, amada, revoloteo cristalino
parte de la mágica constelación universal,
no más que nadie…pero tampoco menos,
frase musical de la garganta de una sirena,
ojo de cíclope,
¡colmillo colosal de un gigante!
Levanta preciosa tu sombrero de copa,
estremece tu piel con la tibieza de un rayo de sol,
destierra la tempestad y ¡TOMA LA PALABRA!
En el frío invierno teje un abrigo de amor y respeto con botones de estrellas fugaces
Orna tu vigilia y tu sueño con tu habilidad,
tu magia, tu agilidad, tu fuerza y tu brillantez!
Permanece plena e inmutablemente feliz
…..duerme mi amor, con tu cabeza tocando el cielo azulado, cerrados los ojos, en interminables sueños
que yo no traicionaré nuestra amistad,
pues aunque humana no soy necia,
soy melodía fluida y compleja, a veces repetitiva,
tejido maravilloso y profundo, adornado de tenues variaciones
Al cabo, música celeste para oídos atentos.
Concha Martínez
Alumna del segundo curso de María Moliner
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